Desde el Senado se reafirmó la forma de trabajar de la bancada mayoritaria, la línea a seguir y lo que para este gobierno es prioridad, quedó claro que mientras los votos alcancen, no hay nada que discutir. 

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Con los senadores suficientes para completar el quórum y los necesarios -Morena, PT, PES, PVEM- para aprobar la Ley de Amnistía del presidente, con 68 votos a favor pasó,

fast track, una ley que, sin dejar de ser importante y que también podrá influir de manera positiva para enfrentar esta crisis sanitaria al interior de los penales; desplazó la oportunidad de llevar hasta el Pleno del máximo órgano legislativo de este país un acuerdo nacional para un plan de emergencia en materia de salud y económica para todos los mexicanos. 

A más de un mes de haber iniciado la alerta sanitaria en nuestro país, el Senado de la República tuvo ayer la oportunidad de actuar como debe hacerlo un órgano legislativo ante una crisis de esta magnitud, cuando se trata de salvar vidas y rescatar empleos; sin embargo no pasó. 

Los resultados catastróficos que a corto, medio y largo plazo tendrá esta pandemia en nuestro país pueden aminorarse si hoy respondemos más allá de un partido, de un interés, de salvaguarda imágenes públicas, de resaltar un color. Hoy no se requieren ataques, denostaciones, hoy todo señalamiento que se haga debe ser para corregir, emprender y solucionar. 

Se entiende la posición en la que se encuentra el Gobierno Federal, el difícil papel que debe asumir ante una crisis mundial  y sus implicaciones, pero mayor problema es creer que tiene todo bajo control. Lo que debió quedar asentado ayer en el Senado era un acuerdo entre poderes y fuerzas gobernantes de este país para tomar todos el mismo rumbo. Cada gobernador, cada presidente municipal, cada autoridad está tomando las medidas que considera adecuadas, algunos con buenos resultados y otros no porque no hay una línea eficaz que seguir.  

En el Pleno de Reforma, hubo quien sin tapujos dijo haber acudido convocado por la presidente, su coordinador  y principalmente por el presidente Andrés Manuel para aprobar una ley que para ellos es de carácter prioritario en estos momentos. Los afectos, filias o lealtades no se cuestionan de nadie,  pero cuando representan una cerrazón, el riesgo es caer en una irresponsabilidad como la que se tuvo el día de ayer en el Senado de la República.   

A la convocatoria que debemos responder es a la de los ciudadanos, a la de sus necesidades ante esta crisis sanitaria y económica.  

Se abrió el sonido de los escaños, pero cuando nadie escucha, son horas de discusiones estériles, en lo que se convirtieron las solicitudes de modificar el orden del día para integrar el tema y las acciones a tomar ante el avance del coronavirus. Con 58 votos en contra, la bancada senatorial mayoritaria nulificó poder llegar un acuerdo nacional para hacer frente a esta crisis.    

La Ley de Amnistía es de suma importancia, yo mismo presenté al inicio de esta legislatura una iniciativa para otorgar amnistía a mujeres presas por aborto; pero ayer se perdió la oportunidad de hacer historia, no como un partido; no como una figura, sino como un gobierno que convocó a la unidad de todos para hacerle frente a un problema que no tiene precedentes. Perdió la oportunidad de hacernos transitar a todos en el mismo camino, porque lo único que se pedía era llevar al Pleno un proyecto de rescate para México, no sólo de la crisis actual; sino de la que se avecina. Llevamos más de un mes pidiéndolo y hoy ya tenemos  8,772 casos confirmados, 712 defunciones y se han perdido más de 300 mil empleos. ¿Qué más esperamos?