En los últimos meses la guerra entre la Federación Rusa y Ucrania, por las intenciones del Zar Putin de apropiarse de una parte de Ucrania y porqué no, de todo el país de ser necesario, hace considerar todo el cambio estructural que está teniendo el orden internacional vigente. A lo largo de la historia, la confrontación entre potencias ha sido inevitable para definir el rumbo de las naciones, pero al mismo tiempo, ello trae consigo, establecer modelos políticos, sociales, económicos, religiosos; es decir, el ordenamiento de un Statu Quo, con el cual se daba un orden al sistema internacional vigente.
Desde la Grecia Clásica, que tuvo que enfrentar al Imperio Persa o bien, la disputa por el Mare Nostrum entre la República Romana y el Imperio Cartaginense, la realidad que en este siglo prevalece, sigue siendo de disputa por el ordenamiento internacional, si bien las naciones, cuentan con mecanismos e instituciones para conciliar intereses, así como ordenamientos legales, los mecanismos que ofrece la demostración de fuerza a través de ejércitos y armadas poderosas, es una pieza vital para la existencia misma de toda nación.
La sociedad global, tras la caída del bloque soviético y el comienzo de la apertura a la democracia y a las libertades económicas y humanas, ha tenido que afrontar al crimen organizado transnacional y sus impactos de corrupción en una diversidad de naciones, entre ellas México, como también, el flagelo del fundamentalismo religioso islámico y que decir, de nuevas reivindicaciones sociales, guerras civiles, migraciones masivas, como también, reposicionamientos de las potencias por la obtención de los recursos estratégicos, necesarios para el control de las nuevas tecnologías y del orden mundial.
La pandemia del Covid-19 y las advertencias a causa del cambio climático, hacían considerar para una diversidad de especialistas, que habría de concretarse un cambio significativo en las sociedades para definir mejores condiciones que acercaran a los gobiernos nacionales a ejercer el multilateralismo, sin embargo, la guerra oculta que fue calculando Vladimir Putin, buscó el momento mas idóneo para restablecer la herencia Romanov-Soviética, sobretodo, ante una nación que representaba su acceso total a Europa, pero que también le recordaba la cuna de su propia nación: la Rus de Kiyv.
A 11 semanas de haber comenzado la guerra, Rusia no ha podido demostrar que la doctrina que elaboró el general Valery Gerasimov (Guerras Híbridas), sería de una contundencia total para controlar a Ucrania, los hechos han demostrado lo contrario, esta guerra ha simbolizado un relanzamiento de las políticas de integración en varias vertientes para la Unión Europea y que decir, en cuanto a la OTAN que venía atravesando una serie de diferencias internas y desazones, en cuanto a su viabilidad frente a las nuevas amenazas y riesgos, la guerra provocó todo lo contrario a lo que la inteligencia rusa (Servicio Federal de Seguridad de la Federación de Rusia o FSB) había argumentado para que se tomara la decisión de la invasión.
A casi tres meses de la guerra, pesan un sin fin de sanciones económicas y financieras sobre el Estado ruso, sus oligarcas y dirigentes, también ha permitido el incremento de tensiones entre viejos enemigos como lo es Japón a razón del control ruso sobre las islas Kuriles (botín de guerra desde 1945 y uno de los motivos que no ha permitido el armisticio entre las dos naciones), de igual manera, las acciones defensivas de las naciones democráticas permitieron en días pasados que en la Base Estadounidense en Alemania de Ramstein, se estableciera el Grupo de Contacto, con poco mas de 40 naciones representadas por sus Ministros (secretarios) de Defensa o de Relaciones Exteriores.
En dicha reunión, el Secretario de Defensa Lloyd Austin concretó el apoyo de los ahí presentes para seguir apoyando al gobierno del presidente Volodimir Zelensky y que en el caso del gobierno alemán se comprometió a la entrega de 50 tanques ligeros antiaéreos Gepard de la empresa Krauss-Maffer Wegmann (KMW). En ese mismo orden de ideas se ha logrado crear un paquete de apoyo por más de 3,000 millones de dólares en armamento y otro fondo especial para la modernización del ejército alemán, que al mismo tiempo coadyuve también, en el apoyo a Ucrania.
Pero en estos días, uno de los anuncios más esperados no llegó y fue que, durante los festejo de la Victoria sobre el régimen Nazi, en la Plaza Roja de Moscú, Putin no hizo la declaración de Guerra sobre Ucrania y lo que si dejo en evidencia es a un líder, que le pesan los años, los achaques y las enfermedades, si mantuvo la discursiva que la acción emprendida es similar a la que se llevó a la mitad del siglo pasado para rescatar al mundo (y ahora a Ucrania) de la tiranía del autoritarismo.
Los movimientos estratégicos han ido obligando a nuevas posturas de parte de las naciones involucradas de manera directa e indirecta, como ha sido el cambio de posicionamiento del gobierno de Olaf Scholz y más aún, el tan esperado anuncio del gobierno finlandés, que en una rueda de prensa presidida por el Presidente, Sauli Niinistö y la Primera Ministra, Sanna Marin, informaron que en días próximos, se habrá de entregar la solicitud de adhesión a la OTAN, para salvaguardar su integridad territorial y soberanía de las constantes amenazas que han tenido de parte Rusia a lo largo de su historia bilateral, en especial en la era soviética y ahora con el régimen de Putin.
Debe de tomarse en cuenta, que la actual frontera de 1,340 km fue impuesta a razón de varios tratados al termino de la Segunda Guerra Mundial, dónde se obligó a Finlandia a renunciar a la parte de Carelia y una porción de Petsamo a favor del régimen soviético (dicha frontera se ubica en regiones boscosas de taiga), el proceso parece ya un hecho, pues hace pocos días, tanques británicos y blindados finlandeses, junto a tropas estadounidenses, de Letonia Y Estonia han estado llevando ejercicios en lo que se conoce como Fuerza Expedicionaria Conjunta, que es parte de la colaboración al interior de la OTAN para sus miembros.
Por su parte la Primera Ministra Magdalena Andersson y el partido Socialdemócrata, definirán este fin de semana, si se adhieren o no a la OTAN, por mientras, las pláticas con Boris Johnson, Primer Ministro británico van en el sentido de una asociación militar estratégica, tal como a mediados del siglo XIX ya la proponía Wlliam Pasley (precursor de la geopolítica británica) para controlar al Mar Báltico de las amenazas del Imperio Ruso. En ese sentido, el gobierno sueco ha dado un paso en mejorar sus condiciones de defensa y la isla de Gotland que se ubica en el Mar Báltico enfrente de la costa de Letonia, para volverla en un portaaviones defensivo ante cualquier agresión rusa en dicho espacio marítimo.
El tablero mundial mueve piezas a discreción identificando errores y aciertos de los rivales, dejando ver que la Guerra Fría 2.0 está en plena actividad, dirimiendo la retorica académica si es por cuestiones ideológicas o no, lo cierto, son las acciones, es la confrontación de un Statu Quo, versus un nuevo orden internacional, los viejos rivales se enfrentan para determinar que modelo habrá de llevar acabo la sociedad global en las décadas venideras.
Y mientras tanto, en Palacio Nacional, la retórica del discurso soberanista de izquierda, sigue definiendo a la Política Exterior, de plácemes con los regímenes totalitarios como lo es el cubano y confrontando al más importante socio comercial y él que lo ha apoyado en los momentos más difíciles del siglo pasado y de este. Las cartas del juego son vistas, avistamos hacía dictaduras y dejamos de colaborar con la democracia y las libertades humanas.