La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México dictó medidas cautelares para proteger a la coordinadora de Morena en el Congreso local, Martha Avila, debido a que ella consideró que una intervención en tribuna del diputado del PAN Ricardo Rubio, tenía frases amenazantes.

En este caso, la Fiscalía capitalina actuó con una gran celeridad, misma que hubiera deseado la diputada panista Luisa Gutiérrez Ureña cuando denunció el acoso sexual de que fue objeto por parte del morenista Nazario Norberto Sánchez.

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A la Fiscalía de la CDMX le pareció más grave un discurso fuerte, como los miles que se pronuncian constantemente en todos los parlamentos del mundo, que una denuncia por acoso sexual.

Y claro, se entiende, porque en la pasada legislatura, la morenista Martha Avila era la suplente de la actual fiscal general, Ernestina Godoy, quien pidió licencia para poder ocupar el cargo de fiscal.

Es lamentable que Ernestina ejerza su cargo de manera facciosa y que privilegie la atención a favor de una correligionaria y que mande al archivo una denuncia por acoso sexual solo porque la posible víctima es de un partido distinto al suyo.

JC