El recurso “engañabobos” es tan viejo como la política misma.

Y es que utilizar a “famosos” para elevar la popularidad política ya no engaña a nadie.

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Por el contrario, indigna a las masas, sobre todo en redes.

Y acudir a tal extremo sólo se entiende en un político limitado y desesperado, como el titular de Gobernación, Adán Augusto, quien pagó caro el error de recurrir al más vulgar y trillado de los recursos.

Y en el extremo contrario, sólo un puñado de futbolistas y ex futbolistas sin la menor sensatez y con una abundante dosis de imbecilidad, pudieron aceptar “el quemón” a cambio de 30 monedas.

Entre esos bobos están Giovani dos Santos, Miguel Layún y Braulio Luna, quienes debieron recular luego de la paliza en redes.

Y es que incurrieron no sólo en una ridícula compra de conciencias sino en un acto ilegal que sanciona la propia Constitución.

Pero también es cierto que no se puede esperar mucho de futbolistas que nada entienden de democracia y menos de legalidad. Y claro, que nada conocen de la historia político-electoral.

Y es que, por ejemplo, en la Roma Antigua la imagen y popularidad “artistas” y “deportistas” del Coliseo Romano –motejados como gladiadores”–, era usada para aplaudir y ensalzar al emperadores como Calígula, Augusto y Nerón.

Sí, curiosamente el emperador Augusto.

En México, el PRI de los años 60, 70 y 80 usaba a integrantes de la farándula televisiva –figurines de la tele–, para ganar el voto popular.

El PAN hizo lo propio con reputados hombres de empresa, a los que entregó importantes cargos de elección popular para ganar el voto de reputados hombres de negocios.

Peor aún, el Partido Verde llegó al extremo cuando pagó millonadas de dinero público a reconocidos “influencers”, para tratar “de influir” en el voto popular en los comicios federales de 2021.

Y el Partido Morena no ha sido la excepción, ya que López Obrador regaló cargos públicos a “intelectuales”, “artistas” y “deportistas”, pero también a secuestradoras, a pillos sindicales y hasta a políticos vinculados con el crimen organizado –todos conocidos penosamente por sus fechorías–, para ganar el favor del voto popular.

Hoy, los estrategas de Adán Augusto –la más rezagada “corcholata” de López Obrador, como les llama el presidente a sus potenciales sucesores–, le recomendaron al titular de Gobernación comprar la opinión de “amorosos futbolistas” quienes a las pocas horas debieron recular por el ridículo al que los llevó la ambición por dinero sucio.

En efecto, desde el pasado viernes las redes sociales aparecieron inundadas por videos en donde futbolistas y ex futbolistas como Giovanni, Layún y Luna llenan de elogios al tabasqueño Adán Augusto.

El repudio fue tal que el propio titular de Gobernación debió responder mediante un comunicado en el que se deslinda de la campaña fallida y reconoce que se trata de una iniciativa ilegal.

Sin embargo, la pregunta queda en el aire.

¿Quién va a sancionar al titular de Gobernación por ordenar campañas ilegales a favor de su imagen, en medio de la ingobernabilidad de escándalo que vive el país?

¿Quién impondrá una sanción ejemplar para “los famosos” que se venden al mejor postor en una guerra ilegal y tramposa en busca del voto popular?

Sí, vivimos en la peor ingobernabilidad de la historia y el responsable de la gobernación juega al emperador.

Se los dije.